... eso sí, con perspectiva
¿Te animas a descubrir como cada pieza encaja?
Desde pequeña me encantan los puzzles
Hola, ¿qué tal?, yo soy Ainhoa
Mi nombre es Ainhoa Cuadrado Aybar y hoy os quiero invitar a participar en un pequeño juego de descubrimiento.
A lo largo de mi vida he aprendido que a veces las conexiones más profundas se encuentran en los lugares más inesperados
Puede parecer que no hay relación entre estos tres elementos, pero cada uno de estos elementos ha jugado un papel crucial en mi historia.
Imaginemos que cada uno de estos elementos es la pieza de un puzzle y formamos una historia que invita a cuestionar, reflexionar y, sobre todo, a transformar.
Así que, acompáñenme a explorar cómo estos tres elementos se entrelazan en mi trayectoria y en el camino en la lucha feminista.
¿Qué tienen en común una paella, una ventana y la lucha feminista?
Prepárate para descubrir cómo estas piezas se conectan.
¡Vamos a empezar!
Primera pieza: La Paella y sus implicaciones
Nací en Barakaldo, y desde muy pequeñita había cosas en mi entorno que "no encajaban" y que me hacían cuestionar lo que aparentemente a todo mi entorno le parecía normal, y es que no comprendía por qué había cosas de niñas y cosas de niños... y es que las cosas de niños siempre molaban más. Recuerdo un hecho que me marcó significativamente, yo tenía unos seis años y estábamos en una reunión familiar típica de domingo. De repente, los hombres y los niños (mis primos) se prepararon para salir a pasear, mientras, nosotras(mi abuela, mis tías, y madre y mis primas), nos quedamos en casa, como si fuera lo más normal del mundo. No entendía por qué, así que con la inocencia de una niña, pregunté: "¿Por qué nosotras no vamos también?"
Todas me miraron en silencio, como si hubiera dicho algo absurdo que no se debía decir. Me sentí confundida, no entendía qué tenía de malo mi pregunta. Yo solo quería salir a jugar como mis primos. Pero en vez de una respuesta que me aclarara algo, lo único que recibí fueron sonrisas y frases que no tenían sentido para mí: "Hay cosas que hacer", "Nos tenemos que quedar en casa", "Alguien tiene que hacer la paella". No entendía nada. Yo no sabía hacer paella, y además, no quería hacerla. Yo no entendía por qué decían que ese era "nuestro lugar" y el lugar de niños era otro.
No solo era un plato, sino un símbolo de roles de género de algo que necesitaba cambiar
Segunda pieza: Mirando por mi ventana
En ese momento, algo cambió en mí. No podía entender por qué algo tan simple como mi género determinaba lo que se esperaba de mí. Me quedé sentada, viendo por la ventana cómo los niños se alejaban, sintiendo una mezcla de frustración, enfado y tristeza, sin saber cómo explicarlo. Fue ahí, en esa experiencia aparentemente cotidiana, donde comencé a darme cuenta de que había algo profundamente injusto en lo que vivíamos como mujeres, por el mero hecho ser mujeres. Este pequeño pero poderoso recuerdo sembró en mí la semilla de lo que más tarde sería mi pasión y compromiso: cuestionar las desigualdades y la normatividad de género y trabajar para construir un mundo más justo e igualitario.
Desde aquella ventana no se veía el paisaje, sino las desigualdades y las oportunidades perdidas
Tercera pieza: El movimiento feminista
Desde aquella experiencia en mi niñez, empecé a darme cuenta de que muchas de las cosas que parecían normales a mi alrededor no lo eran. Con el tiempo, esa inquietud fue creciendo en mí. Ya no solo se trataba de los paseos de los domingos, sino de todas las pequeñas (y grandes) injusticias que veía cada día. A los trece años, esa sensación de que algo no estaba bien me llevó a dar un paso más: comencé a participar en los grupos feministas de Barakaldo, mi pueblo natal. Aún era joven, pero sabía que quería hacer algo para cambiar las cosas. Ese primer contacto con el feminismo me abrió los ojos a un mundo de posibilidades, un espacio donde las mujeres compartían sus experiencias y se apoyaban mutuamente en la lucha por la igualdad. Este camino me llevó, dos años después, a unirme al movimiento feminista de Bizkaia, donde mi compromiso se fue consolidando aún más.
Posteriormente, estudié Trabajo Social en Donostia-San Sebastián, Postgrado en "Igualdad de Oportunidades- Planes Estratégicos", me diplomé en "Herramientas específicas en la lucha contra la Violencia de Género" y Máster "Los Malos Tratos y la Violencia de Género, una visión Interdisciplinar”, entre otras formaciones complementarias.
Me fui a Latinoamérica, donde estuve trabajando durante cinco años, como técnica de género en proyectos de cooperación internacional en comunidades rurales de Ecuador y Nicaragua. Allí desarrollé proyectos de derechos sexuales y reproductivos, intervención en violencia de género, violencia a menores y tráfico y trata de personas fundamentalmente.
De la observación estática a la acción dinámica: el feminismo transformó mi perspectiva y mi vida.
Podemos mirar con ojos diferentes, podemos transformar realidades, podemos desafiar las normas y construir un futuro más igualitario.
La paella, la ventana y la lucha feminista no son solo recuerdos o metáforas; son piezas clave en un viaje personal de cuestionamiento, aprendizajes y transformación.
Así como cada pieza de un puzzle es clave para completar una imagen, cada experiencia y aprendizaje vivido ha contribuido a forjar mi compromiso con la igualdad y la justicia social
Así que, ¿qué hemos aprendido de este juego?
Si buscas un enfoque profesional, comprometido, cercano y humano, estaré encantada de acompañarte en este proceso y unir nuestras piezas para lograr cambios reales y efectivos.
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